domingo, 9 de enero de 2011

transición 1 (tras escena 3)

Nunca ese que robó el coche estuvo tan seguro de su libertad. Podríamos haber robado y asesinado ahí fuera y no vendría nadie a detenernos. Tan lejos estamos del mundo que pronto empezaremos a no saber quienes somos. Ni siquiera se nos ha ocurrido prguntarnos nuestros nombres, y pará qué. ningún perro reconoce a otro perro por el nombre que le pusieron, identifica por el olor y por él se da a identificar. Nosotros aquí nos conocemos por la manera de ladrar, por la manera de hablar. Lo demás, rasgos de la cara, color de los ojos, de la piel, del pelo, no cuenta, es como si nada de eso existiera. Yo veo, todavía veo. Pero, hasta cuando.

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