domingo, 9 de enero de 2011

Transición 4 (tras escena 22)

Bajamos todos los escalones de la indignidad, todos, hasta la abyección. Ahora somos iguales ante el bien y el mal. Y, por favor, no me preguntéis qué es el bien y qué es el mal. Lo sabíamos en el tiempo en el que la ceguera era una excepción. Lo cierto y lo equivocado son sólo modos diferentes de entender nuestra relación con los demás. Y perdonadme el sermón, es que no sabéis, no podéis saber lo que es tener ojos en un mundo de ciegos. No soy reina, no, soy la que ha nacido para ver. Vosotros lo sentís, yo lo siento y además lo veo. Y ahora, punto y final.

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